Tú , solamente tú

Antes de que todo esto empezara, no sé muy bien si yo era feliz o no. Supongo que si. Supongo que, al igual que el amor, existen muchos tipos de felicidad. Aunque tampoco me creo mucho esto de los diferentes tipos de amor, de lo que sí estoy segura es que existen distintas formas de amar. Entonces, según mi propia teoría, mi respuesta ante la posibilidad de una felicidad antes de él sería un "puede ser, es lo más seguro". No existen distintas formas de felicidad, sino distintas formas de ser feliz, de llegar a esa felicidad. Y aunque hubiese sido feliz antes de él, no me importa, porque con él lo encontré todo, con él encontré la fórmula mágica para llegar a la felicidad y para amar. Con él todas las partes de mi vida encajaban a la perfección: amistad, amor y familia. Con él la cordura y la
locura encontraban el justo equilibrio, dejándome arrastrar de vez en cuando por la locura. Con él mis sonrisas encontraban el lugar y la hora exacta: siempre. Y al principio costó, pero también mis ganas de besarle y mis impulsos establecieron un calendario y unos horarios, se pusieron de acuerdo. Y así, aprendimos a querernos y comunicarnos de formas tan especiales y tan personales, que nadie adivinaría nunca lo mucho que nos quisimos (ni lo mucho que le quiero). Lo que nadie sabrá jamás, y que por cierto es una verdadera lástima, es que con él viví los mejores treinta y dos meses de toda mi vida. Con él aprendí que amar y ser feliz son dos cosas que pueden ir unidas, y que hacer el amor por las mañanas es aún más bonito que hacerlo por las noches. Con él, incluso los finales tristes, duelen menos.