Hay quien piensa que el desayuno son sólo unos minutos por la mañana, pero en realidad, es como el parte del tiempo. En cuanto me siento delante del cola-cao, sé el día que voy a tener por delante. Y en 14 años he tenido desayunos de todos los tipos.
Desayunos en familia, con risas y croissants todavía calientes. Desayunos solitarios, pensando en mis cosas. Desayunos en compañía, llenos de ilusión y nervios por las cosas que empiezan. Y también desayunos que empiezan en la mesa… y acaban en la cama. Desayunos acelerados, sin tiempo para nada. Ó llenos de dudas y miedo por las personas a las que quiero. Son sólo unos pocos minutos, pero en el desayuno ya sabes cómo es el día que te espera. Y hoy sé, que las cosas van a ir demasiado bien
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